miércoles, 3 de diciembre de 2014

Prometeo y el fuego

La unión del Cielo y de la Tierra dio por resultado el nacimiento de un hijo, llamado Japeto. Japeto, a su vez, tuvo dos descendientes: Epimeteo y Prometeo. Los dioses seguían reinando, pero estaban hastiados y aburridos. Sí la felicidad no es de este mundo, tampoco había frecuentado en aquellos tiempos la zona divina.
De manera que los dioses decidieron pedir al Cielo y a la Tierra un poco de animación en la monotonía de la Naturaleza. Los padres de Japeto declinaron este honor, traspasándolo a su hijo, y éste, completamente absorbido por ocupaciones más interesantes, pasó la consigna a sus dos vástagos.
Epimeteo, el más ardiente, aunque algo atolondrado, suplicó a Prometeo que le cediera su parte de deber en el encargo paterno y que le dejara realizar su plan, concediéndole el derecho de criticar su obra una vez acabada.
Tratábase de extraer de una amalgama compuesta de tierra, fuego y otros elementos criaturas vivas, pero mortales, y de atribuir a cada una las facultades que más se adaptaran a su constitución.


En la imagen se muestra a Epimeteo (izquierda) y a Prometeo (derecha)

Epimeteo, con una infantil despreocupación, considera que este trabajo es sencillo y divertido. A medida que los nuevos seres van presentándose, otorga a los unos la fuerza sin velocidad; a otros la velocidad sin la fuerza; a los de más allá les ofrece medios de defensa o sistemas de protección, y a los más débiles les concede el recurso de la huida a través de los aires, gracias a las alas de que están provistos, o bajo la tierra, gracias a la flexibilidad de su cuerpo movedizo y ágil. En cuanto a los de gran estatura, su propia talla les servirá de protección.
Sólo se trataba, pues, de preservar a esas criaturas de sus enemigos, pero era preciso, además, defenderlas de sí mismas y armarlas contra el hambre, la sed y las inclemencias del tiempo. En realidad, Epimeteo no había pensado en ello; pero se tranquilizó distribuyéndoles convenientemente alas, pelos y pieles sólidas que les permitieran, a cada uno según su naturaleza, defenderse de los excesos de la temperatura glacial o ardiente. Dioles como alimento, según su complexión, hierba de los prados, frutos de los árboles, raíces de las plantas e incluso carne y sangre. Estos últimos seres, los más corpulentos, eran los menos numerosos; de lo contrario, pronto hubieran exterminado a los pequeños, cosa que era preciso evitar a toda costa, con el fin de asegurar la conservación de la raza.
Muy satisfecho de su obra, Epimeteo llama a su hermano para que le admire y felicite. Pero tiene un desengaño. Bien es verdad que Prometeo se convence de que los animales poseen todo cuanto necesitan para vivir y para defenderse. La Naturaleza ha repartido juiciosamente entre ellos sus preciosos dones; pero éstos se agotaron y no ha quedado ninguno para el hombre.
Epimeteo no había dado en ello, y era evidente que su imprevisión necesitaba un remedio. Tiene al ser humano ante él, desnudo, abandonado a sí mismo, sin armas, sin defensas naturales, sin recursos.
Prometeo discurre entonces la manera de reparar la negligencia de su hermano. Se introduce secretamente en la isla de Lemnos, penetra en las fundiciones de Vulcano en el momento en que el trabajo era más intenso y se apodera de una chispa de fuego y la ofrece a la Humanidad.
El ser débil de cuerpo pero dotado de inteligencia poseerá desde ahora, gracias al fuego, el medio de defenderse contra el frío, de cocer los alimentos, de iluminarse durante la noche, de fabricar buenas armas para su defensa e instrumentos para cultivar las artes y dar un atractivo a su frágil existencia.
Todo iba bien; pero los hombres, dotados de tantos elementos, se enorgullecieron, creyéndose demasiado cerca de la divinidad. Júpiter se molestó y decidió castigar al responsable de aquel general orgullo.
Por consiguiente, con la ayuda de Vulcano y bajo la vigilancia de Mercurio, Prometeo fue atado a una roca situada en lo alto del Cáucaso. Desde allí no distinguía otra cosa que el Cielo, desde cuya altura descendía diariamente un águila gigantesca encargada de devorarle el hígado, que le crecía constantemente. Este horrible suplicio debía durar mil años. Pero al cabo de treinta primaveras, Mercurio aprovechando un día en que el señor del Olimpo estaba de buen humor, le hizo conceder la gracia del culpable, y Prometeo pudo reanudar su vida ordinaria, jurando solemnemente que no tendría nueva ocasión de hacérsela abaldonar.

Imagen del terrible y cruento castigo.

Espero que os haya gustado esta leyenda de la antigua Grecia.

Un saludo.

Diego Fernández Núñez.  

miércoles, 19 de noviembre de 2014

La Historia de los Vikingos - Mitología Nórdica, Mitología Escandinava





Se trata de un video muy interesante que he encontrado recientemente por la red, y que explica muy bien la historia de esta civilización.



Un saludo.

Espero que os guste.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Las Nornas, las modeladoras del destino.

Las Nornas, eran unas figuras femeninas sobrenaturales que, según se creía, determinaban el destino de los hombres.

De las tres Nornas que vivían junto a la fuente de Urd ("el destino"), ubicadabajo una de las ramas de Yggdrasill, una se llamaba Urd, como la misma fuente, mientras que las otras dos eran Verdandi ("ser") y Skuld ("necesidad"), se decía que decidían el destino de los mortales, así como la duración de sus vidas.

Representación de unas Nornas, hilando y tejiendo los hilos de la vida.
  

Se decía, que también había otras Nornas, que visitaban a los recién nacidos, para  decidir cuales iban a ser los grandes acontecimientos que habrían de marcar sus vidas.

No todas las Nornas tenían un mismo origen, pues algunas eran divinas y otras pertenecían a la raza de los elfos o incluso a la de los enanos. El hecho de que una persona tuviera una especial fortuna en la vida, solía atribuirse al origen particular de la Norna, que se suponía protegía a esa persona. Así había Nornas buenas, aquellas que favorecían en la vida, eran aquellas de origen divino, mientras que las de estratos inferiores, solían considerarse malévolas y, por tanto, portadoras de desgracias.

Espero que os haya gustado esta leyenda nórdica.

Un saludo:

Diego Fernández Núñez.

domingo, 26 de octubre de 2014

El Sufrimiento De la Humanidad

La contienda entre Enki, el divino artesano, y Ninmah (uno de los nombres de su madre, Ninhursaga) por ver de qué era capaz de crear, cada uno de ellos supuso la introducción de un gran número de imperfecciones cuyas consecuencias habría de sufrir la humanidad. El texto original empieza elogiando a Enki, que fue capaz de dotar de utilidad a las personas imperfectas, y concluye con las siguientes palabras: "! Oh padre Enki, tu oración es dulce!"

La creación se entendía, por encima de todo, como un acto de artesanía del que Enki era el maestro absoluto.
En el principio de los tiempos, los dioses se vieron obligados a trabajar duro excavando numerosos canales de riego, los más grandes cavando y los más jóvenes cargando con los cestos de tierra, situación de la que se lamentaban con amargura. el único dios que había sido capaz de cambiar su destino, fué el astuto y siempre espabilado Enki, quien se pasaa todo el tiempo durmiendo en su reino acuático. Hasta que Nammu, la madre de todos los dioses, fue en su busca par despertarlo, y pedirle que idease unos sustitutos, para que llevasen a cabo tan arduo trabajo. Enki, " el creador de formas" se puso a reflexionar, hasta que de repente, le dijo a Nanmu: " madre, tú misma puedes darle forma a ese objeto con la arcilla que se halla, justo encima del apsu. deja que la diosa Ninmah te ayude".
figura de la diosa Nammu

Al ver que los dioses, podían descansar y vivir una vida relajada, celebraron un banquete en honor al dios Enki. En el cual este y Ninmah bebieron tanta cerveza que al final se emborracharon. En este estado Ninmah retó a Enki: "yo podría crear humanos por mi misma, y darles un destino bueno o malo, según me pareciera", a lo que Enki replicó diciendo: " sea cual sea cual sea la clase de humanos, yo puedo convertir en ventaja el destino que les des", y de esta manera Ninmah comenzó a crear humanos con imperfecciones, a los que Enki supo darles uso. Más tarde Enki creó humanos con discapacidades tales que Ninmah tuvo que rendirse,y con lo cual perder la nombrada apuesta. Por ello este mito explica que los humanos con alguna discapacidad física, no eran más que el resultado de una apuestabañada en cerveza, entre Enki y Ninmah.

Espero que os haya gustado esta leyenda mesopotámica.

Un saludo:

Diego Fernández Núñez.

domingo, 19 de octubre de 2014

HIJOS DE LA TIERRA Y EL CIELO



Aunque Urano había nacido de Gea, y por tanto, en sentido estricto era, "hijo" suyo, se le representa siempre en igualdad de condiciones, en tanto que consorte y esposo. La unión entre Gea y Urano se interpreta como un enlace sagrado entre la tierra y el firmamento, entre la diosa de la fertilidad y el dios del cielo

En ese sentido, a la unión entre Gea y Urano no se le atribuía ningún carácter incestuoso. De hecho, dos de sus hijos acabarían casándose entre ellos, al igual que dos de sus nietos. con estos enlaces se inició una tradición en la que los dioses prescindían del tabú del incesto.

Gea y Urano tuvieron una descendencia numerosa, una parte de la cual, se componía de monstruos, tanto en lo que se refiere al aspecto como al carácter. Así sus primeros hijos fueron los Hecatonquiros (los de los cien brazos), unos monstruos de forma semihumana con cien brazos y cincuenta cabezas cada uno. A continuación vinieron otros tres hijos más, los cíclopes de un solo ojo: Arges(el Rayo), Brontes(el Trueno) y Estéropes(el Relámpago), unos seres fuertes y salvajes como sus hermanos de cien brazos, pero al mismo tiempo, pero al mismo tiempo maestros en el trbajo de la piedra ( se les atribuía la construcción de las imponentes murallas de Micenas y de la cercana fortaleza de Tirene, en el Peloponeso). Más tarde, Gea engendró por sí sola o con la contribución de amantes, a un gran número de hijos más, muchos de ellos monstruos, aunque no todos, como es el caso de Dafne.

De todas formas, los hijos más célebres de Urano y Gea fueron, sin duda alguna, los seis titanes y las seis titanidades, que se convertirían en los dioses de la primera generación: Océano, dios de los mares, y su hermana y esposa Tetis; Hiperió, un dios solar, y su hermana y esposa Tía; Temis y Rea, ambas diosas de la tierra;Mnemósite, la diosa de la memoria; Jápeto, Ceo, Crío y Febe, con atributos poco conocidos; y Cronos, el más joven, valiente y astuto de todos ellos, que acabaría reemplazando a su padre como dios supremo.
Urano y Gea
Espero que os haya gustado este mito griego.

Un saludo.

Diego Fernández Núñez.

domingo, 12 de octubre de 2014

LOS SEÑORES DEL CIELO (Celtas)

El cielo ocupaba un lugar primordial en las creencias de los celtas. De allí provenían las tormentas, manifestaciones del poder divino que acarreaba la lluvia, y era el dominio del Sol, la fuente del calor, la luz y el crecimiento. Había varias divinidades con unas claras connotaciones solares, como Lugus, al que se le relacionaba con los héroes Lugh y Lleu, irlandés y galés respectivamente. De todos modos, por más que Lugus fuese en su origen un dios solar, los romanos no lo identificaron con Apolo,su dios del Sol, sino con Mercurio.


Por otro lado, Apolo se asimiló con una popular divinidad celta llamada Belenus, de hecho uno de los epítetos más importantes del gran dios clásico era el de Febo, que significaba exactamente lo mismo que Belenus, esto es "el brillante"; además, parece ser que ambas divinidades compartieron en gran parte las mismas atribuciones.

Lugh y Lleu no fueron los únicos héroes mitológicos con connotaciones solares. en la mitología Gaélica Lugh aparece como padre de Cuchulainn, el héroe de ciclo de Ulster, cuyo cabello se decía que resplandecía " como el refulgir del oro amarillo" ( en El robo del ganado de Cooley, llega a irradiar tanto calor que acaba fundiendo la nieve en un radio de diez metros). Gawain, tal vez el más celta de todos los héroes del ciclo artúrico, tenía un gran simbolismo solar, pues se decía que su fuerza incrementaba a medida que el calor del sol se iba haciendo más intenso, alcanzando su máximo apogeo al mediodía, para luego ir disminuyendo a medida que el sol se iba poniendo.

Por otra parte, fueron muchas las divinidades celtas que asimilaron a Júpiter, soberano indiscutible del cielo y rey absoluto del panteón romano. Como rey de los lugares elevados.

Otra divinidad muy popular asociada con los elementos de la naturaleza fue el dios del martillo, al que siempre se representaba llevando una vasija y una maza. En una inscripción se le mencionaba con el nombre de Sucellus (el Buen Golpeador). Lyon, el centro de culto más importante de Lugus, fue un destacado centro donde se veneró a este dios del martillo. Según un mito, al final del invierno golpeaba con su maza el suelo duro y congelado para anunciar la vuelta del calor del Sol y reblandecer la tierra de modo que se pudiera volver a cultivar.

Espero que os haya gustado este mito celta.

Un saludo.

Diego Fernández Núñez.


domingo, 5 de octubre de 2014

El Caos y su descendencia (Antigua Grecia)


La Teogonía, escrita por el gran poeta griego, Hesíodo, contiene los primeros relatos estructurados, sobre el origen del universo, los dioses y el ser humano, a continuación se procederá a resumir dicha obra.
Hesíodo partía de una tradición oral, compuesta de mitos y poemas,desaparecida para siempre. De hecho no fue el único que por esas fechas recogió por escrito los mitos sobre la creación y genealogía de los dioses, aunque el hecho de que solo se conserve la versión de Hesíodo se debe, tal vez, a que fue la que aporto la visión más comprensiva e integradora de todas.

Según Hesíodo, el mundo surgió de una enorme oscuridad llamada Caos ("vacío primordial" en griego) un principio abstracto, que no se hallaba encarnado en ningún dios primigenio. en este sentido, se deja abierta la cuestión de como se creó el propio Caos a partir de sí mismo, pues en la última (y primera) instanciael propósito de Hesíodo era ofrecer la historia de los dioses y no la del universo. Tampoco explica Hesíodo como crea el Caos a los cinco elementos básicos: Gea, la Tierra; Tártaro, el mundo subterraneo situado en las profundidades de la Tierra; Érebo, las tinieblas infernales; Eros, la fuerza del amor; y por último Nix, o la Noche, el poder de la oscuridad.

En la Antigüedad Clásica, la noche se identificaba como una de las fuerzas elementales, ya que en su misteriosa oscuridad, podía concebir demonios y enemigos desconocidos. Por otro lado, que en la mitología apareciese encarnada por una diosa sirvió para dotarla de personalidad y, por tanto, la hizo algo menos misteriosa. Nix desempeña un papel fundamental en los mitos clásicos sobre la creación. En la Teogonía aparece como el primer descendiente del Caos que da vida aotros elementos del universo. Así de su unión con Érebo nacen el Día y el Éter, la personificación del cielo superior, así como una serie de abstracciones que rigen tanto la vida de los dioses como de los mortales, como la Suerte, la Muerte, la Miseria, el Resentimiento, el Engaño y la Discordia, de la que a su vez nacerían otras aflicciones, como el Asesinato, la Carnicería, la Batalla o la Injusticia.

La siguiente en tener progenie fue Gea, la Tierra, y para ello no hubo de recurrir a nadie. así pues, sin la necesidad previa de acto sexual alguno, engendró a Urano, el cielo estrellado, para que la cubriese a ella y fuese un hogar para los dioses que habrían de venir de venir después. De ella nacieron, además la imponentes Montañas (entidades divinas) y el Ponto, personificación del mar, con lo que dio forma a la estructura básica del mundo.

A continuación se muestra la genealogía de los dioses según Hesíodo.






Espero que os haya gustado esta historia sobre la Antigua Grecia.

Un saludo: Diego Fernández Núñez 

sábado, 27 de septiembre de 2014

ENKI Y LA ISLA DE DILMUN (Antigua Mesopotamia)




La capacidad de Enki para alimentar a los animales y las plantas, con el agua dulce dadora de vida (asociada, por otro lado a su semen) era un don que lo convertía en un eficaz aliado tanto para los otros dioses, como para los humanos. Su virilidad es el objeto de un relato que sucede en la isla de Dilmun (actual Bahrein). A continuación sera narrado dicho relato.
Gravado del dios Enki.



En una ocasión, Enki se encontraba durmiendo con la diosa   protectora de Dilmun, dicha isla carecía de casi todo, tanto de gente como de animales e incluso de agua dulce. Ante tal situación, enki ideó un plan y pidió a Utu, el dios del sol, que imprimiera sus huellas en el suelo de manera, que pudiera llenarlas con agua dulce, y transportar ésta por debajo de la tierra desde Ur. Después de esto Dilmun se convirtió en un gran centro de comercio por el cual pasaron gran cantidad de piedras preciosas, maderas exóticas y gongos de cobre.

Tras una serie de incestuosas relaciones, Enki engendró a muchos dioses y diosas. En una primera fase de esta etapa reproductora, suplicó a la diosa Ninhursaga que le dejara acostarse con ella, petición que esta aceptó, y permitió que el dios la dejase embarazada con su semen. A los nueve días, nació la diosa Ninsar.
Inanna
Gravado de la diosa Ninhursaga.
Con el paso del tiempo, Ninsar fue creciendo y, tal como su madre había hecho, se dirigió a la orilla del río, donde se encontraba Enki. El dios al ver a la hermosa joven la dejó embarazada, a los nueve días nació una diosa llamada Ninkurra, la señora de las montañas. De igual modo cuando esta alcanzó la edad de engendrar, Enki dejó embarazada a Ninkurra, que dio a luz a Ninimma, la señora de la vulva, que también mantuvo relaciones con Enki. De Ninimma salió Uttu, una joven más hermosa que las de generaciones precedentes. Su abuela Ninhursaga, no obstante, la previno para que no cediera a las peticiones de Enki a no ser que éste le entregara los frutos de los campos irrigados con su agua. Cuando Uttu hizo lo que le había pedido su abuela, Enki se dirigió a un campesino, cuyos campos habían sucumbido a una sequía y construyó para el numerosas acequias. El campesino, en agradecimiento, le entregó los frutos que quiso. Cuando Enki se presentó ante Uttu con los obsequios, la joven accedió a hacer el amor, pero mientras el dios liberaba el semen, Uttu profirió un grito, que al parecer llegó a oidos de Ninhursaga, la cual pidió ayuda a su bisabuela. Esta retiró de inmediato el semen y lo plantó en un campo cercano. 

Esta vez en vez de engendrar a otros dioses, engendró ocho clases diferentes de plantas. Sin saber de que se trataba de sus propias criaturas, y mordido por la curiosidad, Enki mando a su ayudande Isimu, cosechar aquellas plantas, para determinar su naturaleza. Isimu cumplió lo que Enki le había ordenado, y le entregó las plantas a su señor, quien decidió comérselas.
Al poco tiempo, Enki cayó enfermo y, por razones que no quedan claras, Ninhursa juró que jamás volvería a hacer nada que tuviese que ver con él.

Los otros dioses se sentaron desesperados en el polvo, hasta que un astuto zorro disfrazado para la ocasión, consiguió disuadir a la diosa para que volviera e hiciese el amor con el dios. Al hacerlo curó a éste, cuya enfermedad se había extendido por diferentes partes de su cuerpo, y le dio como descendencia ocho divinidades cuyos nombres se correspondían con cada una de las partes de su cuerpo afectadas. Entre ellas se encontraban precisamente los señores de Dilmun y Magan ( en la actualidad, Omán).

De este modo, se ponía fin al horror de los incesantes episodios incestuosos y a la consiguiente amenaza que representaba el frenesí de la pasión amorosa de Enki, quien en última instancia se salvó de su enfermedad, gracias a la ayuda de su madre, Ninhursaga, a través de la cual nacieron también ocho divinidades beneficiosas para la humanidad.

Espero que os haya gustado esta leyenda de la Antigua Mesopotamia.

Un saludo: Diego Fernández Núñez.




sábado, 20 de septiembre de 2014

EL ORDEN A PARTIR DEL CAOS (Antiguo Egipto)

La primera de las entradas de este blog corresponderá al Antiguo Egipto, que junto a Mesopotamia, Grecia y Roma formaron parte de la cuna de nuestra civilización.

EL ORDEN A PARTIR DEL CAOS


EGYPT PTAH Banner
Estatua de Ptah, a quien 
los habitantes de Menfis
veneraban como el creador
del mundo
La concepción que tenían los antiguos egipcios del universo se limitaba a los lugares hasta donde alcanzaba su vista. Según los textos antiguos, las aguas del caos envolvían el mundo, que a su vez constaba de tres partes diferentes: la tierra, el cielo y el mas allá, o duat, que el Sol recorría durante la noche, de ahí que no pudiera verse. Esta peculiar visión planteaba un interrogante crucial: ¿cómo se originó la vida en el principio de los tiempos?

A la hora de interpretar el misterio de la creación, en concreto a las crecidas anuales del Nilo y a los sedimentos aluviales que éstas dejaban tras de sí, y que formaban una tierra negra rica en nutrientes que permitía que prosperaran los campos. Este fenómeno condujo a los egipcios a concebir la creación del mundo de un modo semejante, es decir como una especie de montículo que había emergido de entre las vastas aguas primigenias con energía creadora suficiente como para constituirse en fuente de toda forma de vida.

Ese montículo primigenio ocupaba un lugar central en la cosmogonía de los antiguos egipcios y su existencia siempre se dio por sentada en la forma del dios Tatjenen cuyo nombre significa precisamente "tierra emergida". Ahora bien, los orígenes del mismo ya no eran tan claros: ¿dónde había emergido por primera vez? Todos los centros religiosos de relevancia se atribuían para si dicho honor, y los teólogos pasaban gran parte del tiempo discutiendo sobre cuál había sido la primera divinidad.

De hecho, los mitos de la creación varían de un lugar a otro. De esta forma encontramos:

Heliópolis (bajo Egipto): En esta zona se veneraba a una familia de nueve divinidades de primera generación, la Enéada (grupo de nueve), que es como la denominaron los griegos posteriormente. El primer dios que cobró forma a partir del montículo primigenio fue Atum, el señor de Heliópolis, "aquel que vino a la vida por si mismo",el cual no tardo en crear otros dioses. Según los Textos de las pirámides, "tomó su pene con la mano y eyaculó a través del mismo para crear a los gemelos Shu (el Aire) y Tefnur (la Humedad), aunque en otras fuentes se dice que " creo a Shu de un estornudo y a Tefnur de un escupitajo". Una vez creada la atmósfera de la unión de Shu y Tefnur, surgieron Geb (la Tierra) y Nut (el Cielo), que a su vez engendraron a cuatro hijos: Osiris y Set, los dioses antagónicos del orden y el caos y sus consortes Isis y Neftis, quienes prosiguieron con el ciclo creador.

Menfis: En esta zona se consideraba como dios creador a Ptah. El acto creador de Ptah era más contemplativo que físico. Su acto creador fue el resultado de un esfuerzo intelectual, ya que dio forma a las cosas a partir de las ideas que manaban de su corazón y les dio nombre a partir de las palabras que fluían de su boca (para los antiguos egipcios, el corazón era el lugar donde residía el intelecto y, por tanto, era la fuente de todo pensamiento, que la lengua hacía real al pronunciarlo) Es así cómo Ptah creó a los dioses, así como las ciudades, los templos, los santuarios y los nomos (provincias) de Egipto, a partir de una retahíla de palabras.

De la misma manera Ptah formaba parte de una tríada de dioses a la que también formaban parte su consorte Sejmet, la diosa con cabeza de león, y Nefertem, el dios del loto al que se consideraba como hijo de Ptah. 

El mito menfita de la creación no representaba ninguna negación del mito creador de Atum, ni de sus actos creadores en el montículo primigenio, sino que propugna la coexistencia de ambas divinidades.

Hermópolis (sur de Egipto central): En esta población la mitología local, explicaba tanto lo que había ocurrido antes de montículo primigenio, como lo acaecido con posterioridad. La Ogdóada "o grupo de los ocho" se componía de las cuatro parejas de divinidades masculinas y femeninas que habitaron las aguas primigenias antes de que existiera el mundo. Las divinidades masculinas tomaron la forma de una rana, mientras que las femeninas la de una serpiente, si bien en ocasiones tambien se las representa en forma de babuinos.

Tanto unos como otros se hallaban emparejados entre sí y representaban cuatro aspectos del universo anterior a la creación del mundo. Así Nun y su consorte Naunet personificaban el informe océano primigenio, Huh y Hauhet simbolizaban el infinito, Kek y Kauket encarnaban la oscuridad, y Amón y Amaunet representaban la encarnación dual del poder oculto. Todos ellos simbolizaban todo aquello que no se veía ni tocaba, por lo que de algún modo eran las antítesis de la vida.

En un principio la Ogdóada se hallaba dividida en dos grupos de divinidades masculinas y femeninas, pero pero en un momento dado de la historia, los sexos se acabaron confundiendo.

Los mitos egipcios de la creación no tratan únicamente temas como la vida y la procreación, sino que también hacen referencia a las fuerzas de la oscuridad.

Apofis y las fuerzas de la oscuridad.

La serpiente, encarnada en Egipto por el dios Apofis, bajo la forma de un terrible ejemplar, representa el origen del mal y de todas aquellas fuerzas elementales que provocan temor, de ahí que a menudo se la represente como enemigo de Ra en las paredes de muchas tumbas y papiros funerarios.


Espero que os haya gustado esta leyenda egipcia.

Un saludo: Diego Fernández Núñez.